Una educación inclusiva se basa en el derecho de todas las personas a recibir una educación que promueva el aprendizaje durante toda la vida. En este sentido, el Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS 4) de la Agenda 2030 de las Naciones Unidas pone el foco en la eliminación de las disparidades de género y en el acceso igualitario a todos los niveles de enseñanza, tomando en cuenta a las personas con discapacidad y las diferencias de género.
La educación, base para la autonomía personal
Este objetivo cobra especial relevancia porque el nivel de estudios es un factor clave en la integración laboral de las personas con discapacidad. A mayor formación de la persona, aumentan las probabilidades de encontrar un empleo y estar ocupado en mejores condiciones laborales, lo que redunda en su autonomía personal. Pero las personas con discapacidad encuentran barreras de acceso a la educación que dificultan su formación, y el 70% afirma experimentar este tipo de barreras, según el Observatorio de la Discapacidad Física. Además, el abandono de los estudios entre los jóvenes es mayor en el caso de las personas con discapacidad -43%- y son una minoría los que alcanzan la educación superior -15%-. Mientras que los indicadores muestran una situación más favorable para las personas sin discapacidad. Estos datos suponen un reto que la sociedad debe afrontar, tal y como analizaremos durante el I Congreso sobre el derecho a la autonomía personal.
Ofrecer distintas opciones
Para que las aulas puedan garantizar el desarrollo de la personalidad y proveer de conocimientos a todas las personas, debemos crear entornos de aprendizaje accesibles. Lo que requiere reflexionar sobre la organización, metodología, evaluación, y elaboración de recursos educativos. Una posible respuesta la encontramos en el enfoque denominado Diseño Universal para el Aprendizaje (DUA), desarrollado por el Center for Applied Special Technology (CAST) que pone el foco en el diseño del currículo escolar para explicar por qué hay alumnos que no llegan a alcanzar los aprendizajes previstos.
El DUA tiene su origen en las investigaciones llevadas a en la década de 1990 por David H. Rose (neuropsicólogo del desarrollo) y Anne Meyer (experta en educación, psicología clínica y diseño gráfico), quienes lo definieron como «un enfoque basado en la investigación para el diseño del currículo que permite a todas las personas desarrollar conocimientos, habilidades y motivación e implicación con el aprendizaje». Para lo que establece 3 principios: proporcionar múltiples formas de representación de la información y los contenidos, múltiples formas de expresión del aprendizaje, y múltiples formas de implicación por parte del alumno.
“El DUA implica que pongamos nuestra mirada en la capacidad y no en la discapacidad, que prioricemos una visión humanista de la educación, que huyamos del modelo de déficit para centrarnos en un modelo competencial, que veamos como discapacitantes a los contextos y no a las personas, porque todos tenemos capacidades, pero de un modo diferente», apunta Milagros Rubio Pulido, maestra de pedagogía inclusiva en su artículo “Diseño Universal para el Aprendizaje, porque todos somos todos”.
De este modo, aclarar los objetivos, dar múltiples opciones para completar las tareas, promover un ambiente de aprendizaje flexible son algunas de las propuestasdel DUA, entendiendo que el problema no está en el estudiante sino en el modo de enseñar y en el contexto. En la actualidad, dotar de mayor flexibilidad y versatilidad a los medios y a los materiales es más fácil gracias a las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC). En este sentido, aparecen la denominadas Tecnologías del Aprendizaje y el Conocimiento (TAC) que son las que incluyen a las TIC más un componente metodológico necesario para que se genere un aprendizaje. Tanto la aplicación de diseño universal para el aprendizaje como el uso de las TAC son enfoques que nos acercan a una educación inclusiva, aunque queda por ampliar la formación de docentes en materiales digitales accesibles, reducir la brecha digital y potenciar la visibilidad de estas tecnologías.
Para avanzar en las garantías del derecho a la autonomía personal ven al I Congreso #dap2019 el mes de octubre en Barcelona