La Diputación de Barcelona colabora con más de 200 entidades de personas con discapacidad y con una cincuentena de entidades de personas mayores. En este sentido, Lluïsa Moret, presidenta del Área de Cohesión Social, Ciudadanía y Bienestar de la Diputación de Barcelona señala que hemos avanzado en accesibilidad universal, en convivencia en la diversidad y en promover oportunidades para una vida digna y activa en todos los ámbitos. Uno de los mayores retos, ahora, es garantizar oportunidades de inserción laboral para personas con discapacidad y ampliar la ayuda al domicilio. También se necesitan políticas locales comprometidas con un envejecimiento saludable y digno.
-¿Cuál diría que son los principales problemas y carencias que enfrentan los municipios, en particular los más pequeños que habitualmente tienen menos recursos, en relación con el derecho a la autonomía personal? Y ¿en qué áreas han avanzado más en materia de inclusión y accesibilidad?
La autonomía personal es un derecho reconocido y un elemento esencial para garantizar la igualdad y la cohesión social en los municipios. Las administraciones locales tenemos responsabilidades claras en torno a este derecho y tenemos que trabajar en cooperación con las entidades del tercer sector social que son muy activas, conocedoras de la realidad, y permiten generar espacios de participación y actuación compartida.
Hemos avanzado en accesibilidad universal, en convivencia en la diversidad y en promover oportunidades para una vida digna y activa en todos los ámbitos (la educación, el espacio público, el trabajo, el deporte, las tecnologías …), por lo que, a pesar de los retos pendientes, nos acercamos al derecho inclusivo en la ciudad. Es decir, en ciudades y pueblos en que «no dejamos a nadie atrás», uno de los principios de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, de la Agenda Global de las Naciones Unidas para el 2030.
Si bien hemos avanzado en recursos para la vida independiente, uno de los mayores retos es garantizar oportunidades de inserción laboral para personas con discapacidad para superar más igualdad en el ámbito del empleo. Los entes locales tenemos una larga trayectoria de cooperación con las Empresas de Inserción, los Centros Especiales de Trabajo y con el conjunto de la economía social para promover la inclusión pero, sin duda, es una línea de intervención que debemos seguir reforzando. Además, también debemos prever el apoyo que necesitan estas personas cuando llegan a edades avanzadas, con trayectorias laborales que difícilmente les permiten recibir pensiones suficientes.
Por cuanto a la atención a la dependencia, desde la aprobación de la Ley de Promoción de la Autonomía Personal, los municipios han dado un impulso a la atención social domiciliaria. Por un lado, con la Teleasistencia que, con el apoyo de la Diputación de Barcelona, ha llegado a un grado de cobertura casi universal para todas aquellas personas que requieren el servicio. Por otro lado, si bien se ha avanzado en el servicio de ayuda a domicilio, ha sido de forma más moderada; hay que ampliar el servicio y dotarse de un modelo robusto de provisión del SAD que garantice unos estándares de calidad en todo el territorio teniendo en cuenta las dificultades de los municipios pequeños y la dispersión poblacional, desde una participación activa de los usuarios. La Diputación queremos apoyar el municipalismo para orientar y reforzar este modelo.
-¿Qué políticas piensa que se deben poner en marcha para dar respuesta al envejecimiento de la población, que es especialmente complicado en los núcleos rurales, donde no siempre llegan los servicios?
El envejecimiento de la población re-configura día a día el perfil de nuestras ciudades y pueblos, que se deben hacer más permeables a la diversidad generacional y ofrecer recursos para la autonomía personal a lo largo de la vida.
En la demarcación de Barcelona tenemos un envejecimiento importante (el año 2018, un 18,7% de la población era mayor de 65 años y el índice de sobreenvejecimiento era del 16%), con un perfil de mujer: un 58% de las personas mayores de 65 años son mujeres.
También, tenemos que ver el envejecimiento en su complejidad: un 19% de las personas mayores de 65 años se encuentra en riesgo de pobreza en Cataluña, llegando a un 24% en el caso de las mujeres mayores (Idescat, 2018). El riesgo a la soledad afecta a una parte importante de las personas mayores. Según una encuesta elaborada por la Fundación la Caixa en 2018, un 39% de las personas mayores de 65 años presentan soledad emocional y un 29% soledad social.
Por lo tanto, ante estas realidades, se necesitan políticas locales comprometidas con un envejecimiento saludable y digno, teniendo en cuenta la perspectiva de género y las desigualdades sociales y territoriales. Debemos avanzar hacia municipios más cuidadores y cohesionados. Esto requiere conocer en el territorio como se manifiestan todas estas necesidades y actuar de forma planificada, con una visión de futuro y estratégica, construyendo alianzas con entidades sociales, ciudadanía, asociaciones de personas mayores, personas usuarias de servicios, etc., para generar, de forma participada, los servicios que cada territorio necesita. Desde la Diputación de Barcelona tenemos que trabajar para acompañar a los municipios en este liderazgo en el envejecimiento activo desde una visión estratégica.
-La drecha digital, a veces, no es siempre una cuestión de conocimiento tecnológico sino de acceso a un buen servicio y en buenas condiciones económicas. ¿Tiene en este momento la Diputación algún programa para impulsar el uso de la tecnología entre las personas con discapacidad o las personas mayores?
Hay que tener muy presente que las personas con capacidades diversas no pueden ni quieren quedar al margen de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC). Quieren estar conectadas y participar de la sociedad, una condición imprescindible para poder ejercer los mismos derechos y tener las mismas oportunidades.
Según el estudio «La discapacidad, la integración y el papel de las TIC» (del instituto de investigación Gesop, 2015), dos terceras partes de las personas con discapacidad creen que las TIC pueden ayudar a mejorar sus condiciones de vida, a tener más autonomía, oportunidades de aprendizaje y estar más conectadas en el mundo. Pero aún tenemos mucho camino por recorrer para hacer las TIC más accesibles.
En este sentido, desde la Diputación de Barcelona colaboramos con más de 200 entidades de personas con discapacidad y con una cincuentena de entidades de personas mayores, muchas de las cuales trabajan para reducir la brecha digital. Es importante que los municipios y entes locales seamos permeables a la capacidad innovadora del tercer sector y del ámbito académico, y avanzamos en la digitalización de la sociedad sin dejar a nadie atrás.
-Algunas de las áreas en las que más ha trabajado la Diputación han sido la teleasistencia, la accesibilidad universal y las ciudades. ¿Nos podría explicar cuáles son las políticas de Servicios Sociales para continuar avanzando en este programas? ¿Y otros nuevos?
Desde la Diputación de Barcelona queremos promover ciudades y pueblos accesibles, entendiendo la accesibilidad desde una mirada universal, de dignidad y calidad de vida, que hace posible una mayor cohesión social.
Como administración supramunicipal al servicio de los ayuntamientos y del municipalismo, nuestro reto es dotar de conocimiento y herramientas a la accesibilidad universal en los municipios. De un lado, apoyamos a los planes locales de accesibilidad, que son las herramientas básicas de promoción de la accesibilidad al ámbito municipal para lograr, no sólo la eliminación progresiva de las barreras arquitectónicas en los diferentes ámbitos (vía pública , edificios, transportes y comunicaciones), sino también para ampliar la mirada de la accesibilidad a todos los ámbitos de la vida e implicar de forma activa a las personas con discapacidad. Programas como el de Mirada táctil a los museos municipales, o el Apropa cultura para facilitar el acceso a teatros, museos y espectáculos culturales de forma normalizada, rutas accesibles a los Parques Naturales, apoyo a entidades sociales que promueven el deporte adaptado o el ocio accesible son algunos de los ejemplos que nos acercan a esta mirada más global.
Por otra parte, el Servicio Local de Teleasistencia es un programa estratégico que cuenta con más de 88.000 usuarios, lo que supone una cobertura de más del 12% de la población mayor de 65 años. Es un servicio que tiene un impacto muy importante en la promoción de la autonomía personal, a la vez que permite prevenir situaciones de riesgo y de dependencia. Cabe destacar que el 5,7% de las personas usuarias, 5.047 personas, tienen algún tipo de discapacidad, y esto es posible porque hemos hecho un proceso de adaptación del servicio a sus necesidades; un recorrido en el que seguimos y seguiremos trabajando y escuchando a las propias personas con discapacidad y sus organizaciones.
Otro programa dirigido a favorecer la accesibilidad es el de Adaptación de Viviendas, con lo que, además de personas mayores, también llegamos a personas con discapacidad, que representan el 15% del total de personas beneficiarias.
Finalmente, destacar el Programa de Ciudades amigas de las personas mayores, impulsado por la Organización Mundial de la Salud (OMS), con el que acompañamos a los municipios para que se conviertan en ciudades o entornos que reconozcan la diversidad de las personas mayores, y que promuevan su inclusión y contribución en todos los ámbitos de la vida comunitaria,
-¿Como piensa que contribuirá este congreso sobre el Derecho a la Autonomía Personal para avanzar en este derecho?
Este Congreso nos dará, seguro, herramientas al municipalismo para avanzar en el derecho a la autonomía personal, en tanto que nos ofrece un espacio de reconocimiento, de escucha y de trabajo con personas expertas y con las propias personas interesadas, personas con discapacidad o con dependencia derivada del envejecimiento y la cronicidad.
Y esto nos permite poner sobre la mesa un tema que se vive en los municipios, para que estas personas son nuestra familia, amigos, amigas, vecinas y vecinos … nosotros mismos. Estamos hablando de calidad de vida para todos.
El Congreso nos abre nuevas miradas hacia la accesibilidad, con debates tan importantes como poner las tecnologías al servicio de la autonomía de las personas, sin olvidar la importancia de la interacción humana y del valor del acompañamiento personal desde el respeto a las elecciones vitales.
Es un evento que nos permitirá, pues, generar innovación social como una palanca para la cohesión social. Hacen falta espacios como este para reforzar la relación entre innovación y cohesión, desde una perspectiva – como hace el Congreso- que tenga en cuenta la convivencia, la salud, las capacidades de las personas, la participación plena de todos, el empoderamiento tecnológico, con una mirada de género y de diversidad funcional.
En definitiva, nos ayudará a los municipios y a los entes locales a desarrollar alianzas, estrategias y actuaciones para hacer ciudades y pueblos inclusivos, seguros, resilientes y sostenibles, donde la dignidad de las personas sea el eje de la cohesión social.
«Desde la Diputación de Barcelona queremos promover ciudades y pueblos accesibles, entendiendo la accesibilidad desde una mirada universal, de dignidad y calidad de vida, que hace posible una mayor cohesión social»
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