Nos pasamos el día comunicándonos con las demás personas. Cada gesto que hacemos, mirada que dirigimos o palabra que pronunciamos emite un mensaje que será interpretado por otra persona, de ahí el poder de la comunicación para el conjunto de la sociedad.
Nos comunicamos deprisa, con nervios, eufóricos, con miedo, en un arranque de alegría…a veces en exceso y otras por defecto… pero todos nos comunicamos.
Existen diversas maneras de comunicarse. Y para las personas con discapacidad que los necesitan, existen diversos sistemas y recursos que facilitan su comunicación, potenciando su autonomía personal y calidad de vida. Para las personas con estas necesidades, es habitual la utilización de uno o más medios que faciliten una comunicación efectiva, puesto que en ocasiones la propia discapacidad dificulta la expresión. El lenguaje verbal, hablado o escrito, en combinación con el lenguaje corporal, la expresión facial, los canales sensoriales, y sistemas aumentativos y alternativos son fórmulas ampliamente utilizadas a las que, en los últimos tiempos se suman las TIC, que han dado lugar a una amplia gama de dispositivos como los comunicadores electrónicos, o los netBooks, SmartPhones, iPads…que han resultado ser herramientas muy potentes para la comunicación; así como multitud de aplicaciones que sirven de ayuda en discapacidades visuales, motoras y auditivas, y softwares que permiten acceder a Internet, desarrollando estrategias de comunicación que posibilitan la socialización y evitan el aislamiento.
Todo ello sin olvidar que muchas personas utilizan el lenguaje de signos, el sistema bimodal, la dactilología, la palabra complementada, el mimo o el gesto natural para comunicarse con los demás.
Según el Observatorio de la Discapacidad Física, dos de cada tres personas con discapacidad consideran que las TIC pueden mejorar su bienestar, entendiendo que su evolución debe dirigirse hacia el empoderamiento y la participación. Por ello, esta diversidad en las formas de comunicación demuestra que todos tenemos los mismos derechos, tanto para expresarnos como para atender a las demás personas.
Nuestra actitud
Más allá del sistema utilizado, en comunicación, uno de los aspectos que más debemos tener en cuenta es nuestra actitud. En el momento de comunicarnos con personas que utilizan ayudas es importante seguir algunas pautas, como no usar un tono alto al hablar, vocalizar sin exagerar, no dar la espalda y respetar los tiempos si nuestro interlocutor necesita utilizar determinados recursos para emitir su mensaje. Porque nuestra expresión facial y corporal juega un destacado papel en la interacción comunicativa. Nuestra cara refleja las emociones, y nuestra postura corporal expresa nuestro grado de interés y apertura hacia los demás. También el tacto resulta imprescindible a la hora de establecer intimidad y compromiso. Por ello, ante un problema de entendimiento siempre podemos recurrir a los gestos naturales, a los movimientos del cuerpo y las expresiones faciales que son interpretados de forma intuitiva por todos.
Qué palabras utilizamos
El uso del lenguaje es otro de los aspectos que debemos tener en cuenta cuando hablamos de comunicación y discapacidad. En este sentido, la Real Academia Española ha presentado el primer Diccionario Normativo Multimedia de la Lengua de Signos Española: un diccionario bilingüe, normativo y de uso, con un lemario de más de 3.500 signos de la LSE con sus correspondientes definiciones en lengua española con el fin de dar dignidad, estandarizar y normalizar este lenguaje.
Y también el Ayuntamiento de Barcelona ha publicado recientemente la ‘Guía de comunicación inclusiva’ que pone en valor la importancia de una comunicación respetuosa con todo el mundo y busca la complicidad de la ciudadanía, para motivarla a usar una comunicación consciente e inclusiva, que respete las personas y facilite la convivencia.