Esta es la realidad que viven las persones con discapacidad, que ven limitado su derecho a disfrutar de su tiempo libre como ellos y elles querrían
Cualquier persona debería tener garantizado su derecho a disfrutar siempre y como quiera de las ofertas de ocio de su ciudad. Este derecho, entre otros, asegura la inclusión y la igualdad de todas las personas en la sociedad. Por desgracia, esto no es así, y es que muchas personas con discapacidad no tienen garantizados estos derechos y ven, por tanto, limitada su autonomía personal.
Las relaciones personales de amistad, emocionales y afectivas que se establecen con la familia y con en el entorno más cercano contribuyen a la integración social, a la mejora de la autoestima, de la autonomía y del crecimiento personal de las personas. En el caso de las personas con discapacidad, existen unas barreras sociales y físicas que impiden que todos estos factores se puedan desarrollar con normalidad. (Monográfico 2 ODF Discapacidad física y vida cotidiana)
Y es que, a pesar de que se ha avanzado mucho en los últimos años en materia de derechos de las personas con discapacidad, aún queda mucho trabajo por hacer y uno de los ámbitos olvidados en este sentido es el derecho al ocio, un ocio normalizado y de calidad. Porque el ocio no significa hacer lo que te dicen, sino tener la libertad de hacer lo que más te gusta.
Estos temas se tratarán en el I Congreso sobre el derecho a la autonomía personal que se celebrará en Barcelona los próximos 21 y 22 de octubre.
Eliminando barreras, dibujando sonrisas
La falta de ofertas de ocio adaptadas para personas con discapacidad ha hecho que surgieran entidades con el objetivo de promocionar el ocio inclusivo como derecho fundamental que tienen las personas para desarrollarse en todos los ámbitos. En este contexto nació la Fundación Masnatur, una Fundación que hace más de veinte años que ofrece actividades de ocio inclusivo, como excursiones de fin de semana o campamentos, entre otros a jóvenes y adultos con discapacidad. “Cuando empezamos había mucha demanda de personas con movilidad reducida o con discapacidad que, en su tiempo libre, necesitan a alguien que los acompañe. En aquella época no había entidades dedicadas al ocio para personas con discapacidad”, explica Alicia Villalba, coordinadora del departamento de voluntariado de Masnatur en una entrevista. I es que uno de los lemas de Masnatur es “eliminando barreras, dibujando sonrisas”.
Masnatur trabaja para mejorar la calidad de vida de las personas con discapacidad y para sensibilizar a la población sobre sus necesidades especiales. «El ocio va unido a la educación no formal, al desarrollo de las habilidades sociales y, sobre todo, nos enseñan que las barreras o los límites de la discapacidad los pone la sociedad: ellos no las viven», sentencia Villalba.
Las actividades de Masnatur son posibles, en gran parte, gracias a los casi 1.800 voluntarios que colaboran. Estas actividades están enfocas a niños y jóvenes con discapacidad, de entre 7 y 25 años. Todos los fines de semana del curso escolar se realizan actividades como salidas culturales, paseos por parques y jardines, campamentos en la naturaleza, salidas a parques temáticos … Aunque estas salidas están encaradas a niños y jóvenes, una vez al mes también se realizan salidas en grupo para personas adultas con discapacidad física.
Otra entidad que se dedica a promocionar las actividades de ocio como medio de adaptación e inclusión en la sociedad de las personas con discapacidad es la Fundación Ludàlia.
Los lunes en Luz de Gas
“Barcelona, a pesar de ser una ciudad accesible en muchos aspectos, abierta e inclusiva, aún debe mejorar algunas cuestiones en el ámbito del ocio nocturno. Sí que es verdad que la mayoría de los locales ya han adaptado sus accesos e infraestructuras para personas con movilidad reducida, pero lo que falta de manera importante es la accesibilidad, sobre todo para personas con discapacidad intelectual”, explica Jordi, trabajador de Ludàlia. Es por eso por lo que desde Ludàlia se quiso buscar que “un local de la comunidad abriera sus puertas para personas con discapacidad intelectual”, comenta Jordi.
Para ello estuvieron hablando con varios establecimientos hasta que se topó con Luz de Gas. “Fui a ver a Fede Sardà, propietario de Luz de Gas, y me abrió el cielo. Le pedí todas las tardes de domingo para que las personas con discapacidad intelectual de cualquier edad, pagando su entrada, pudieran encontrarse y bailar”, explica Consuelo. La discoteca abre cada domingo del año, de 17 a 20.30 h, para acoger los bailes de todas las personas que quieran pasar un buen rato, sin restricciones, sin discriminaciones, sin barreras.
Inscríbete al primer Congreso sobre el derecho a la autonomía personal.